Bajo el título “La publicidad no está para educar” el diario el país nos presenta un reportaje con dimes y diretes del gobierno y de instituciones hacia los mensajes publicitarios y la contestación por parte de los anunciantes quienes defienden su postura. Un anunciante lo que pretende es vender y para conseguirlo hará uso de cualquier recurso con tal de atraer adeptos, muchos mensajes son creativos y están diseñados pensando en el mercado, representando todo un concepto para vender el producto. Sin embargo esto no debe estar peleado con la veracidad de dichos mensajes publicitarios, todos estamos de acuerdo que la función de la publicidad no es educar, pero no por ello tienen que mentir y presentarnos anuncios engañosos o pasar las letras chiquitas tan rápidamente que sea imposible leerlas.
Considero que puede establecerse el justo equilibrio entre presentar un comercial creativo pero que a la vez cumpla con ciertos criterios como mostrar promociones o publicidad sin omitir datos., está claro que la mayoría sabemos que la publicidad es engañosa y nos creemos estos cuentos, pero también existen personas que caen en la propaganda y ofertas promocionales de estos anuncios.
La cuestión es cómo llegar a un acuerdo cuando ninguna de las dos partes quiere ceder, está claro que los anunciantes seguirán defiendo su proceder y argumentando que se les coarta su libertad de expresión creativa, pero ¿son capaces de reconocer los fallos en cuanto a mensajes engañosos o distorsionados?. ¿Es necesario entonces caer en prácticas reguladas por el gobierno porque los anunciantes no son capaces de autorregularse? El punto aquí es que la publicidad precise toda la información posible, que el gobierno realice su función asegurándose de que se cumplen con ciertas normas y por su parte la población analice cada mensaje antes de tomar decisiones.
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