En el presente post se compara el tratamiento de una noticia en una dictadura y en una democracia, pensaba iniciar mis comentarios con noticas de Cuba pero finalmente saltando de una noticia a otra en diversos periódicos electrónicos decidí presentarles una noticia sobre China.
Este año el Nobel de la Paz ha sido concedido al opositor chino Liu Xiabo, condenado a 11 años de cárcel en su país por sus actividades políticas. La prensa internacional ha volcado su atención en este opositor y todas las agencias noticiosas hablan de él y de su situación actual donde por obvias razones no podrá viajar a Oslo a recibir su premio, como ha ocurrido con muchos activistas merecedores de tal galardón debido a los conflictos que enfrentan en sus países de origen viviendo el arraigo domiciliario o el encarcelamiento. Liu Xiabo es considerado un criminal para Pekín, y cumple una pena de 11 años de prisión por subversión del poder del Estado, por haber escrito la Carta 08 reclamando la democratización en China.
Mientras esto sucede alrededor del mundo, la prensa oficial china crítica el nobel, y censura toda información sobre él, al punto de que no mencionaron nada respecto al galardón otorgado, mientras el gobierno bloqueó todos los mensajes de texto que contenía el nombre Liu de modo que no llegaron a sus destinatarios, se censuró la aparición de la noticia en programas internacionales que se ven en China, en los portales de internet al teclear premio nobel o Liu Xiabo no aparece nada. Los que si se enteraron de la noticia, los partidarios que celebraban la atribución del Nobel a Liu Xiabo fueron detenidos por la policía.
La prensa oficial criticó el nobel diciendo que el comité se había deshonrado, manifestando que Liu Xiabo no ha contribuido a la paz y al crecimiento de China y que el premio fue otorgado para irritar al país e imponer valores occidentales. Sin derecho a la información, careciendo de libertad de prensa y de expresión, incumpliendo totalmente los derechos humanos, con la información concentrada en la dictadura, informando lo que conviene a los intereses particulares del régimen y convirtiendo en criminal a todo aquel que no esté de acuerdo con estas medidas totalitarias.
Mientras esto sucede en las dictaduras, en lo países capitalistas y democráticos los ciudadanos tenemos y ejercemos el derecho a la información, y las ideas se comunican libremente, entre comillas porque la información en las sociedades democráticas se prostituye desde hace tiempo, viene a mi mente la matanza del 68 en Tlatelolco, Ciudad de México, durante este movimiento, los periódicos, la radio y la TV (con algunas excepciones), difundieron la versión oficial de los hechos afirmando que un puñado de subversivos buscaban desestabilizar al país.
En palabras de la periodista italiana Oriana Falacci quien fue herida durante la matanza, declara: “me han disparado…me dejaron desangrarme ahí en el suelo, me negaron el derecho a llamar a mi embajada. El mundo entero se va a enterar de lo que pasa en México, de la clase de democracia que impera en este país… Me asombran también las noticias en sus periódicos. ¡Qué malos son sus periodistas, qué timoratos, qué poca capacidad de indignación!”
Poema de Rosario Castellanos: Memorial de Tlatelolco
La plaza amaneció barrida:
Los periódicos dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en la radio, en el cine
No hubo ningún cambio de programa
Ningún anuncio intercalado
Ni un minuto de silencio en el banquete
(Pues prosiguió el banquete)
Al día siguiente todo volvió a la normalidad, los noticieros minimizaron los hechos diciendo que había ocurrido un zafarrancho con algunos heridos, ese fue el tono de la prensa y la televisión, de unos medios de comunicación cómplices del gobierno y corresponsables del crimen. Después de 30 años, en 1998 la televisión transmitió imágenes de aquellos trágicos días más por la presión social que por la voluntad de los dueños de las televisoras.
La censura ha sido el medio natural de los medios de comunicación, es en los años 90 cuando empieza a ocurrir cierta apertura, pero no se nos olvida el fraude electoral del 88, la matanza de Acteal, la contrainsurgencia en Chiapas. Pero no todo es apertura, cuando en 2001 todo el país esperaba ver la llegada del EZLN al Zócalo, la televisión no la transmitió.
México no alcanzará a la democracia mientras los medios de comunicación, principalmente la televisión, continúen obedeciendo a los intereses de un grupo de políticos y de empresarios privilegiados que hoy en día gozan de un poder ilimitado.
Fragmento del discurso del EZLN en el Zócalo Capitalino:
Ciudad de México.
Llegamos. Aquí estamos.
Somos congreso nacional indígena y zapatistas los que, juntos, te saludamos.
Si el templete donde estamos está donde está, no es accidente. Es porque de por sí, desde el principio, el gobierno está detrás de nosotros.
A veces con helicópteros artillados, a veces con paramilitares, a veces con aviones bombarderos, a veces con tanques de guerra, a veces con soldados, a veces con policías, a veces con ofertas de compra-venta de conciencias, a veces con ofrecimientos de rendición, a veces con mentiras, a veces con estridentes declaraciones, a veces con olvidos, a veces con silencios expectantes. A veces, como hoy, con silencios impotentes.
Por eso no nos ve nunca el gobierno, por eso no nos escucha.
Una sola cosa habla nuestra palabra.
Una sola cosa mira a nuestra mirada.
El reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas.
Un lugar digno para el color de la tierra.
Es la hora de que este país deje de ser una vergüenza vestida sólo del color del dinero.
Es la hora de los pueblos indios, del color de la tierra, de todos los colores que abajo somos y que colores somos a pesar del color del dinero.
Rebeldes somos porque es rebelde la tierra si hay quien la vende y compra como si la tierra no fuera, y como si no existiera el color que somos de la tierra.
Ciudad de México:
Aquí estamos. Aquí estamos como rebelde color de la tierra que grita:
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Comité Clandestino Revolucionario Indígena- Comandancia General del Ejército Zapatista